5.5.12

Kenneth Goldsmith

“No es el fin de la expresión, sino de la obsesión con que sea tuya”

Kenneth Goldsmith habla de cómo el contexto digital transforma la compresión y la producción poética.

ESTEBAN PUJALS Y MARÍA SALGADO
MIÉRCOLES 18 DE ABRIL DE 2012.  NÚMERO 172
Kenneth Goldsmith: Este poeta durante su visita a Madrid. / 
Foto: SOLE PARODY














Con internet, la cantidad y maleabilidad de texto disponible ha llevado a poetas como Kenneth Goldsmith a plantear que la poesía vive un momento de transformación similar al que experimentaron las artes visuales con la aparición de la fotografía. La revolución digital hace considerar lo verbal una metamorfosis permanentemente actualizable, descargable y P2P.
El descubrimiento de un mundo donde circulan las lenguas y sus cristalizaciones creativas a una velocidad vertiginosa, sobre numerosas cadenas de copia-pegado de autoría lábil, cuestiona ciertas formas típicas de expresión poética en las que un sujeto emite desde su escritorio aislado ideas y sentimientos privados que otros receptores descifran en la intimidad de la lectura silenciosa.
Esta mutación de lo poético llevaba en marcha un siglo, pero a decir de Goldsmith, internet la ha acelerado hasta el punto de cumplir sueños de distribución e hibridación que las vanguardias de los años ‘10 sólo realizaban a pequeña escala.
A menudo te refieres a un corte en la historia de la Modernidad relacionado directamente con la aparición de internet.
En el año 93 estaba escribiendo mi primer libro. Pasé tres años recolectando palabras terminadas en sonidos como -er, -ar, -or... y disponiéndolas alfabéticamente. Estoy en la cocina de mi casa con un ordenador, es la primera vez que tengo uno con internet y de repente me doy cuenta de que todas las palabras que van apareciendo se pueden copiar, ¡guau! Inmediatamente dejo de corta-pegar manualmente y uso esto.Y el libro empieza a avanzar muy deprisa. Lo recuerdo como un momento de revelación.
Había por entonces poesía fuera del discurso elitista de la vanguardia, slam y rap, que pertenecían a un ámbito popular, pero esta aparición lo cambia todo. Edwin Torres, por ejemplo, es un poeta nuyorican [puertorriqueño de Nueva York] que al escribir en spanglish hibrida las dos tradiciones. Los poetas del movimiento Language, en cambio, mantenían una actitud purista en su experimentación que les impedía considerar al mismo nivel la poesía sonora o performativa y los nombres sagrados de sus poetas favoritos, Pound, Zukofsky... Todavía hoy a poetas Language como Barret Watten o Ron Silliman no les interesan los trabajos del poeta Christian Böck, biólogo, que hace increíbles combinaciones de lo verbal y lo genético, que inventa proyectos científico-lingüísticos y los expone en público de un modo espectacular, o de Caroline Bergvall... ¡Me parece ridículo!
Propones una poesía menos basada en la autoexpresión y centrada en la manipulación o en la transcripción de materiales banales como el periódico (Day, 2003), la información meteorológica (The Weather, 2005) o las palabras que pronunciaste a lo largo de una semana (Soliloquy, 2001).
De lo que se trata no es tanto de pelearse con la expresión, sino con su forma estereotipada más tradicional. De hecho es imposible eliminarla. Los autores se empeñan demasiado en expresarse, mientras que las palabras son expresivas por naturaleza. Hace dos semanas estuve en Newcastle, leí extractos de un diario meteorológico de 1703 escrito por un tipo singular, con bellísimas descripciones de nubes y tormentas. Fue un éxito completo, causó un efecto para nada aburrido o inexpresivo. Estuve tres horas leyendo y sonaba precioso, una mezcla de Gingsberg y Blake... O por ejemplo, Trisha Low, que ha grabado y transcrito su confesión del mismo pecado con cinco confesores católicos diferentes, el resultado es fantástico. Hay un libro precioso escrito por Darren Wershler- Henry,Status Update, lo que hace es crear programas que recolectan actualizaciones de estado de Facebook y las reemplazan, cambian nombres, de modo que son las palabras de otro las que se expresan. Es un trabajo muy Flarf [corriente poética de la última década que utiliza toda clase de material impuro y hasta antiliterario con una actitud lúdica y despreocupada].
Cogen cosas ridículas. Lo que haces es usar la subjetividad de otro y no la tuya, que creo que es lo realmente inteligente. De manera que esto no es el fin de la expresión, sino el fin de la obsesión con que sea tuya.
Pero este trabajo de parasitación y apropiación de textos y lenguas no literarias ya se hacía antes de internet, ¿no?
Claro. Mira a Satie, entusiasmado con los sonidos del jazz, y luego Darius Milhaud incorpora la samba y toda la música de Sudamérica, y Picasso interesándose en el arte africano. Por eso digo queno tiene sentido que la poesía de vanguardia se empeñe en defender un ideal de pureza, un determinado tipo de formalidad.
Muchos de los Fluxus, por ejemplo, del arte de los 60, eran muy híbridos. Klaes Oldenburg hacía esculturas gigantes pero también performances y escribía poesía. Todo el mundo hacía danza sin ser bailarines. El Living Theatre representaba obras de Jackson McLow. La poesía concreta, por ejemplo, no es toda de aspecto limpio y pulido, mira Bob Cobbing, ¡sucio! Me refiero a que el arte, los artistas son por naturaleza impuros, todo lo desordenan. Internet fomenta este desorden, lo multiplica geométricamente.
El sueño de los años diez y veinte, que ya era realidad a pequeña escala, es ahora posible. Y eso me encanta. Éste es el momento perfecto.
Esa mezcla no jerárquica, intuitiva, sucia de la que hablas, ¿es el principio de Ubuweb?
Sí. En Ubu el orden alfabético coloca a Samuel Beckett junto a Captain Beefheart, que también es corrosivo y siempre mete poesía en los discos, pero a la vez está relacionado con el rock & roll y Frank Zappa. ¿Es un gran poeta? No. ¿Es un gran pintor? No. Pero la actitud... Compartir archivos ha generado esta impureza.
En Napster podías encontrar archivos de John Cage junto a Mariah Carey y aunque pareciera que no pueden gustarte los dos, sucede. Éste es el gran secreto. Ahora está permitido ser impuro, podemos admitir nuestros placeres más culpables, el Ipod los expone a la vista. Un DJ puede hacer temas de baile con sonidos de Nauman o de Cage. Es un momento liberador.

VANGUARDIAS EN DESCARGA DIRECTA

Goldsmith describe como un “paraíso ahora” el archivo Ubuweb (ubu.com), que inventó y mantiene a pesar de las amenazas del copyright. En él se encuentra una ingente cantidad de materiales sonoros, visuales y textuales de eso que intuitivamente se reconoce a sí mismo como “arte de vanguardia”.
Cientos de miles de obras, de Duchamp a Matta-Clark, pasando por Marina Abramovic, Salvador Dalí, y cuantos aparecen en esta entrevista. Una biblioteca libre y liberada que vuelve obsoletos departamentos de filología y arte, escuelas de escritura creativa y demás poetas muertos.

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